Organilleros

En algunas calles de los cerros de Valparaíso y plazas de Santiago se escuchan los organilleros, personajes típicos y «patrimonios vivos» que llevan música y alegría por donde pasan. Esta tradición se remonta a fines del siglo XIX con la llegada de inmigrantes alemanes al puerto de Valparaíso que traían estos instrumentos, y que tuvieron popularidad en ese país, Francia y Suiza. Con el tiempo, el oficio se fue presentando en la capital, agregando melodías de moda y elementos como el infaltable loro de la suerte y productos como remolinos y otros juegos infantiles.

A pesar que este oficio estuvo a punto de desaparecer en la década de los 80, el interés de algunas pocas familias en preservar esta tradición y capacitarse en la fabricación y reparación de los instrumentos ha logrado que se hayan vuelto a popularizar, manteniendo sus melodías en el tiempo. Además, sus carritos ofrecen cada vez más productos para llamar la atención de los niños, quienes hoy pueden elegir desde los mencionados remolinos a juegos de burbujas.

Hoy en día los organilleros se pueden encontrar, casi exclusivamente, en Ciudad de México y Santiago de Chile.

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